Muchos bebés y niños pequeños son diagnosticados con alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV) cuando presentan síntomas digestivos persistentes, problemas cutáneos o alteraciones en el crecimiento. Sin embargo, cada vez más investigaciones sugieren que, en muchos casos, la disbiosis intestinal es el verdadero origen del problema.

La microbiota intestinal juega un papel fundamental en la digestión, la regulación del sistema inmune y la tolerancia a los alimentos. Cuando este equilibrio se altera, el intestino puede volverse permeable, generar inflamación crónica y provocar una respuesta inmune desregulada, lo que puede predisponer al niño a desarrollar alergias, intolerancias y enfermedades autoinmunes.

En este artículo, analizaremos en profundidad la relación entre disbiosis, alergias y salud digestiva, y cómo abordar el problema desde un enfoque integrativo para restaurar el bienestar del niño.

Disbiosis intestinal y alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV): ¿Cómo se Relacionan?

El intestino es mucho más que un órgano digestivo: alberga una comunidad de billones de bacterias que regulan la absorción de nutrientes y la función del sistema inmunológico.

Cuando hay una disbiosis intestinal (desequilibrio en la microbiota), el sistema digestivo deja de funcionar correctamente y se activan procesos inflamatorios que pueden llevar a la aparición de alergias alimentarias.

¿Cómo una Disbiosis Puede Provocar una Alergia?

Cuando hay una alteración en la microbiota intestinal, se desencadenan tres procesos que pueden favorecer el desarrollo de alergias o intolerancias:

1. Disbiosis → Inflamación Crónica

   • Cuando la microbiota pierde su equilibrio, se genera un ambiente inflamatorio en el intestino.

   • Esto provoca irritación, exceso de moco en las heces, dolor abdominal y alteraciones en la consistencia de las deposiciones.

2. Disbiosis → Permeabilidad Intestinal 

   • La inflamación sostenida debilita la barrera intestinal, permitiendo que fragmentos de alimentos no digeridos pasen al torrente sanguíneo.

   • El sistema inmunológico detecta estas moléculas como "agentes extraños" y comienza a reaccionar contra ellas, provocando alergias o intolerancias.

3. Sistema Inmune Hiperreactivo → Alergias y Sensibilidades Alimentarias

   • Con el tiempo, la respuesta inmune se vuelve excesiva y el cuerpo empieza a reaccionar no solo a la leche de vaca, sino también a otros alimentos.

   • Esto explica por qué muchos niños que comienzan con APLV pueden desarrollar posteriormente intolerancia al gluten o reacciones a otros alimentos.

No siempre el problema es la leche de vaca, sino el estado del intestino. Si no se trata la disbiosis, el niño puede seguir desarrollando nuevas intolerancias y alergias.

Síntomas Claves de la Disbiosis en Bebés y Niños

Los síntomas pueden ser similares a los de una APLV, lo que hace que muchas veces se diagnostique erróneamente.

Síntomas digestivos:

• Cólicos persistentes.

• Reflujo gastroesofágico.

• Heces con moco, espumosas, explosivas o con sangre.

• Estreñimiento o diarrea crónica.

• Lengua blanca o capa blanquecina persistente.

• Gases excesivos y distensión abdominal.

Síntomas inmunológicos y sistémicos:

• Piel atópica, eczema o brotes cutáneos recurrentes.

• Irritación frecuente en la zona del pañal.

• Resfriados recurrentes y dificultad para recuperarse.

• Bronquiolitis o infecciones respiratorias repetitivas.

• Fatiga, irritabilidad y llanto inconsolable.

Si estos síntomas persisten a pesar de eliminar la leche de vaca, es necesario evaluar el estado de la microbiota intestinal y la función digestiva del niño.

Factores que Pueden Alterar la Microbiota en Bebés y Niños

Existen diversas situaciones que pueden predisponer a un bebé o niño a desarrollar disbiosis intestinal:

1. Desde el embarazo y el nacimiento:

   • Microbiota materna desequilibrada durante el embarazo.

   • Alteraciones en la microbiota de la glándula mamaria, afectando la calidad de la leche materna.

   • Parto por cesárea, ya que el bebé no recibe la carga bacteriana del canal vaginal.

   • Uso de antibióticos en el parto o primeros meses de vida, lo que altera el desarrollo de la microbiota infantil.

2. En la alimentación y el entorno:

   • Introducción inadecuada de alimentos o dietas muy restrictivas.

   • Uso excesivo de antibióticos y otros medicamentos.

   • Dieta baja en fibra y prebióticos, esenciales para alimentar las bacterias beneficiosas.

   • Estrés o alteraciones del sueño, que afectan el eje intestino-cerebro.

Cómo Restaurar el Equilibrio Intestinal y Mejorar la Tolerancia Alimentaria

La recuperación del intestino no se basa solo en eliminar alimentos, sino en restablecer su función digestiva y reforzar la barrera intestinal. Para ello, es fundamental seguir un enfoque integrativo:

1. Mejorar la Fuerza Digestiva

   • Favorecer la producción adecuada de enzimas digestivas.

   • Usar alimentos de fácil digestión y combinaciones adecuadas.

2. Reparar la Permeabilidad Intestinal

   • Introducir nutrientes que favorezcan la regeneración de la mucosa intestinal

   • Evitar aditivos y alimentos ultraprocesados que irritan la mucosa.

3. Controlar la Inflamación

   • Usar alimentos antiinflamatorios naturales.

   • Identificar y eliminar temporalmente los alimentos que generan más reactividad.

4. Modular el Sistema Inmune

   • Restaurar la tolerancia alimentaria con una exposición gradual a ciertos alimentos.

   • Favorecer el descanso y reducir el estrés, ya que el eje intestino-cerebro influye en la inmunidad.

5. Equilibrar la Microbiota

   • Introducir prebióticos y probióticos adecuados para repoblar el intestino.

   • Considerar la calidad de la microbiota materna si el bebé es amamantado.

El objetivo no es solo eliminar síntomas, sino fortalecer el sistema digestivo y la respuesta inmune para prevenir futuras alergias e intolerancias.

*En bebés menores de 1 año, si la sintomatología no es grave y está con lactancia materna, el tratamiento se centra en la mejora de la microbiota de la glándula mamaria de la madre. La leche materna es la principal fuente de bacterias beneficiosas para el bebé y su equilibrio puede marcar la diferencia en su salud digestiva e inmune.

Es Hora de Evaluar el Sistema Digestivo en profundidad

Si un bebé o niño pequeño presenta síntomas digestivos persistentes, es fundamental evaluar la salud de su microbiota antes de asumir que se trata de una alergia alimentaria definitiva.

La disbiosis intestinal puede generar inflamación, debilitar la barrera intestinal y hacer que el sistema inmune reaccione de manera exagerada ante ciertos alimentos. Abordar este problema de raíz es clave para mejorar la salud digestiva y prevenir alergias futuras.

Si los síntomas persisten a pesar de los cambios dietéticos, es recomendable realizar una evaluación integral del sistema digestivo e inmune del niño para definir un tratamiento adecuado.

Si sospechas que la disbiosis intestinal podría estar afectando a tu bebé y quieres un enfoque basado en la evidencia, consulta con un especialista en medicina integrativa (psiconeuroinmunología clínica infantil).

Bibliografía